El "binge drinking", consumir cinco o más copas o vasos de alcohol en dos horas, está en auge, con los riesgos que esto conlleva.
En un reciente curso desarrollado en Madrid por la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap),
uno de los temas abordados fue el incremento del consumo de alcohol
entre adolescentes y las nuevas técnicas de ingesta que estos practican,
supuestamente para sacar el máximo partido a sus efectos euforizantes y
lo más rápidamente posible.
Los profesionales allí presentes expresaron
públicamente su preocupación por esta circunstancia, máxime cuando se
conocieron datos como que uno de cada cinco escolares menores de 12 años ya ha experimentado con el alcohol y el tabaco.
El consumo de bebidas de bebidas alcohólicas suele ser formar parte
de la cultura occidental como lazo de comunicación, al igual que ocurre
con el tabaco, es decir, se entablan conversaciones, negocios, amistades
o celebraciones en torno a una copa y/o un cigarrillo.
El consumo de bebidas alcohólicas como droga, es decir, buscando sus
efectos embriagantes, desinhibidores y ansiolíticos, llega a occidente
en el siglo XIX con fuerza insostenible, de tal modo que surgen los
primeros debates sobre el alcoholismo, subrayándolo como un importante problema social y sociosanitario.
En la actualidad, el consumo de alcohol ha traspasado ciertas barreras no tan fáciles de asumir, y ha saltado la voz de alarma, habida cuenta de que hoy día forma parte del marketing y de la cultura del ocio, pero lo alarmante es su adopción por los más jóvenes –recordemos el "botellón" de los fines de semana- convirtiéndose en una de las conductas de riesgo más común entre los adolescentes.
Y entre otras razones, porque el problema va asociado a accidentes de
tráfico, sexo sin protección, violencia, etc. En nuestro país, el
estudio del Observatorio Español para la lucha contra las drogas sitúa
la edad de inicio del consumo de alcohol en torno a los 13 años, y en el
caso de las drogas ilegales entre los 15 y 16 años.
Los pediatras, preocupados
En el transcurso del citado curso, los pediatras lanzaron una
llamada de atención sobre el incremento del consumo de alcohol entre
adolescentes y de las nuevas técnicas de ingesta. Y para muestra, un botón:
- Alrededor del 77% de los adolescentes españoles ha tomado bebidas alcohólicas en alguna ocasión, un 36,7% ha fumado tabaco y un 17% ha consumido cannabis.
- Uno de cada cinco escolares por debajo de los 12 años ha experimentado con alcohol y uno de cada 10 con tabaco.
- Un 2,5% consume tranquilizantes con receta, un 1,9% speed o anfetaminas, un 1,3% tranquilizantes sin receta, un 1,1% éxtasis, 1% cocaína y un 0,7% inhalantes volátiles.
- La práctica del "binge drinking", que consiste en consumir cinco o más copas o vasos de alcohol en un periodo de dos horas, está en auge.
Estos datos fueron aportados por la doctora Marta Esther Vázquez, pediatra del Centro de Salud Arturo Eyries de Valladolid. Según indicó, el alcohol continúa siendo la sustancia psicoactiva más consumida por los adolescentes en España.
La comparativa con el estudio europeo ESPAD 2011 pone de manifiesto que
nuestro país se encuentra en el puesto número 15 en relación a la
proporción de adolescentes consumidores de alcohol. "El policonsumo
de tres o más sustancias presenta su más alto nivel en 2º de
Bachillerato, aunque hemos detectado que uno de cada cinco escolares por
debajo de los 12 años ha experimentado con alcohol y uno de cada 10 con
tabaco", señala la doctora Vázquez.
Las chicas, más bebedoras
Tal y como manifestó esta experta, si discernimos por sexos, resulta que las chicas consumen más alcohol que los chicos -78,9% ellas, frente al 75,6% ellos- y tabaco 39,7% ellas, 34% ellos. Sin embargo, en el resto de drogas son los chicos los que consumen en mayor proporción. La prevalencia de borracheras en el último año entre los que han consumido alcohol es del 64%, y uno
de cada cinco estudiantes reconoce haber sido pasajero, en los últimos
12 meses, de vehículos conducidos por conductores en estado de
embriaguez. En este contexto, el 50% de mujeres adolescentes que han informado de agresiones sexuales estaban bajo la influencia del alcohol u otras drogas.
Modas peligrosas
En los últimos años han aparecido entre los jóvenes nuevas modalidades para consumir alcohol, tal es el caso del "eyeballing", que se realiza a través de la conjuntiva, y el "tampax on the rocks" o "tampodka",
en que la ingesta de la bebida se lleva a cabo por el ano o la vagina.
Lo que se pretende con ello es aumentar la rapidez del efecto, pero lo
que en realidad se consigue son importantes daños.
También está en boga entre los adolescentes la práctica del "binge drinking" (BD)
que consiste en consumir cinco o más copas o vasos de alcohol en un
periodo de dos horas, como máximo. La finalidad es "colocarse" cuanto
antes, pero con absoluta falta de control.
Los adolescentes que tienen más episodios de BD suelen tener más problemas con el alcohol cuando son adultos. Esta modalidad, por llamarla de algún modo, es aún más dañina, según recalcan los pediatras, pues el fruto son alteraciones cognitivas, de la memoria y del aprendizaje en un cerebro todavía en desarrollo.
Además, se asocia con una mayor frecuencia de todas las conductas de
riesgo: accidentes de tráfico, peleas, sexo sin protección, no llevar
casco, suicidios...
La doctora Vázquez subraya que, "en concreto el cannabis,
dificulta notablemente el aprendizaje escolar y sus efectos son
prolongados. Cuanto antes se comienza a consumir y más frecuente es el
consumo, mayor es el riesgo. El consumo crónico puede conducir a un
estado de pasividad e indiferencia (síndrome amotivacional), que
persiste aunque se deje de consumirlo".
PREVENCIÓN
La Asociación Española de Pediatras de Atención Primaria hace especial hincapié en que "la
prevención de las conductas de riesgo tóxico deben comenzar desde las
primeras edades e integrarse dentro de la formación general de los niños
y adolescentes de una forma sistemática y continua. Para ello, es
necesario que el enfoque sea múltiple y participativo".
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